En los últimos 2 años, Argentina fue el país récord de emisión de deuda entre los llamados "países emergentes". El ministro de Finanzas, Luis Caputo, copó el mercado de capitales internacional para financiar el "gradualismo" fiscal de la Argentina: cubrir el déficit fiscal, incluido los intereses de la propia deuda, y refinanciar vencimientos de capital. Según el ranking que elaboró la agencia Bloomberg, Argentina emtió el doble de deuda que Arabia Saudita, tres veces más que Indonesia, cuatro veces más que México y seis veces más que Brasil (ver cuadro). En este último caso vale una aclaración: dejando de lado a Venezuela, Brasil es el único país de la región con más déficit fiscal que Argentina (8 puntos del PBI, contando intereses, frente a 6 el año pasado acá). Sin embargo, Brasil logra financiar la mayor parte de su déficit en reales en el mercado doméstico. Una diferencia fundamental. Por eso, en relación a Argentina, emitió tan poca deuda en dólares en los últimos dos años.
Con el crédito stand-by que el Gobierno busca en el FMI la Casa Rosada envía dos señales a los mercados. Una es involuntaria, pero inevitable: confirma que Caputo se le acabaron los inversores a los que colocarles bonos argentinos en dólares. Así como en los últimos dos años Caputo empapeló los mercados de capitales ahora, en medio de la corrida, los inversores liquidan bonos argentinos, derrumbando su cotización y elevando la sobretasa que pagan por sobre los bonos del Tesoro norteamericano: el famoso “riesgo países” se disparó a casi 5 puntos por encima de los bonos del tesoro de USA, entre dos y tres veces más alto que otros países de la región.
El otro mensaje que se envía con el anuncio es que, con esos fondos, están garantizados los vencimientos de deuda (capital e intereses) hasta fines de 2019. Es una señal para despejar el fantasma de un nuevo default por el resto de la gestión Macri.
