Luis Caputo tendrá en el corto plazo el desafío de estabilizar el tipo de cambio. Dar la señal que a cierto tipo de cambio, la cotización no seguirá a lo saltos, sino que acompañará a la inflación. Es la única manera de que en algún momento reaparezca la oferta de dólares, de la exportación y financieros. ¿Cuál es ése tipo de cambio? Nadie lo sabe. La suba del 63% desde principios de diciembre –con una inflación de 16% en el período—no es poca devaluación. Aunque en términos reales, el dólar de 28 pesos es equivalente al dólar con el que salió Macri del cepo.
Caputo avisó que en los próximos días llegarán los refuerzos de U$S 7500 millones del stand-by del Fondo que el Tesoro venderá en el mercado cambiario local.
Sin embargo, la Carta de Intención firmada con el FMI, que el Gobierno difundió ayer, deja en claro que el margen de intervención en el mercado cambiario del Banco Central, que ahora conducirá Caputo, será mucho más acotado que con Sturzenegger: “comoparte de nuestro marco de metas de inflación estamos completamente comprometidos con un tipo de cambio flexible y determinado por el mercado. Nos proponemos limitar las ventas de reservas internacionales a períodos en que haya una clara disfunción del mercado”, dice el documento. Y advierte: “Incluso en esos casos, planeamos absorber las presiones externas a través de un tipo de cambio flexible y ventas de divisas muy limitadas para acomodar las presiones del mercado cambiario”. Los burócratas del Fondo recibirán información diaria del mercado cambiario local para monitorear que se cumpla ese compromiso.
Todo dependerá entonces de la confianza. De que aparezca la oferta de dólares, y de que afloje la demanda. Sino el dólar seguirá levantando vuelo.
Una vez que se estabilice el mercado cambiario, habrá que ocuparse de ver dónde queda la inflación y la actividad económica. En el Memorándum con el Fondo se fija una meta de inflación para este año de 27%, pero se establecen dos límites máximos posibles: 29% y 32% (ver cuadro). Si se supera el primero, el Banco Central deberá discutir con los economistas de Washington los caminos a seguir. Si se traspasa el segundo, entonces será el directorio del Fondo el que deberá autorizar nuevos desembolsos para Argentina. En el documento se dice además que para relajar la política monetaria (bajar las altas tasas de interés), el Banco Central deberá realizar las consultas pertinentes al staff técnico del organismo. Traducido: la caída del nivel de actividad será el único freno a la aceleración de los precios.
Si la devaluación siguiera su curso, sólo una recesión muy profunda evitaría que se superaran este año aquellos umbrales de inflación.