La situación crítica de las reservas del Banco Central es lo más preocupante que enfrenta Sergio Massa. Un BCRA que se queda sin poder de intervención en el mercado de cambio es la antesala de una devaluación del tipo de cambio oficial. Massa quiere evitar ese escenario: se lo dijo a Marina Dal Poggeto, una de las tanteadas para ocupar el lugar clave de viceministro de Economía. Dal Poggeto le dijo que era inevitable una devaluación del tipo de cambio oficial, junto con una fuerte suba de la tasa de interés y un ajuste fiscal. La receta que el FMI le planteó a Guzmán antes de cerrar el acuerdo en marzo. Massa le respondió que estaba de acuerdo con el ajuste fiscal y el apretón monetario, de hecho ya están en marcha. Pero que no quería avanzar en una devaluación sin reservas, y una inflación piso del 90%. Massa cree poder avanzar en un fortalecimiento de las reservas para llegar a septiembre, cuando aflojará el pago de importaciones de energía, para después ver cómo se resuelve el problema del atraso cambiario.
Actualmente, las reservas netas del BCRA (descontando el swap Chino, encajes de depósitos en dólares, préstamos del FMI y préstamos de Banco de Basilea) se ubican en U$S 2.300 millones. Si le descontamos las tenencias de oro -3.400 millones – y los DEGs (girados por el FMI) – U$S 4.400 millones- el rojo en las “reservas líquidas” disponibles es de U$S 5.500 millones. La autoridad monetaria esta “alquilando” los encajes bancarios para intervenir en el mercado de cambios.
Solo en julio pasado, el BCRA vendió 1.284 millones de dólares en el mercado de cambios oficial. Y en el arranque de agosto, la dinámica se profundizó: en los primeros 7 días hábiles vendió más de U$S 800 millones para abastecer al mercado y evitar una devaluación. Una dinámica insostenible. Sólo pudo revertir la situación y dejar de vender en los últimos días, gracias a menores importaciones de energía, pero sobre todo a la regulación del cepo a las importaciones, que sigue cerrado en sectores que crujen por la falta de insumos, consumen stocks y remarcar precios con un margen del 40% por sobre el dólar oficial, para cubrirse de una eventual devaluación.
Por ello, un eje importante del discurso de Massa fue el del fortalecimiento de las reservas del BCRA.
El Banco Central creó un instrumento que permitirá a los exportadores adelantar USD 5.000 millones en los próximos 60 días. La operatoria se implementará mediante la emisión de una letra a 180 días del BCRA que se colocará a los bancos y pagará una tasa de interés más alta que la del mercado. Y los bancos ofrecerán a los exportadores: empresasas petroleras, cerealeras, mineras y de la pesca.
Por otro lado, Massa cuenta con un desembolso por 1.200 millones de dólares con organismos internacionales por programas ya vigentes y uno adicional con la CAF por otros U$S750 millones, que se anunciaría en los próximos días. Asimismo, el equipo de economía evalúa ofertas de Repo en dólares con fondo de inversión internacionales para fortalecimiento de reservas y recompra de deuda soberana.
La clave de los próximos días es ver si el ministro logra anclar las expectativas y achicar la brecha sin un salto devaluatorio en el tipo de cambio oficial. Los agro-dólares son fundamentales para este movimiento. Sin embargo, lucen muy pobres los incentivos para logran seducir a los exportadores – especialmente, sojeros – a liquidar sus divisas. La “zanahoria” de la suba de tasa de interés (que ahora supera a la tasa de devaluación) y el “dólar soja” no provocaron un cambio en el comportamiento de los exportadores.
Por eso, el Banco Central volvió a subir fuertemente la tasa de interés de referencia al 69,5% nominal anual la semana pasada, apenas se conoció que la inflación de julio fue del 7,4%, récord desde abril de 2002. La tasa de interés mensual esta ahora casi en 5,8%, todavía por abajo de la inflación de julio y agosto. Pero la tasa efectiva anual de los depósitos de hasta 10 millones de pesos llega al 96,5%, en línea con la inflación proyectada en un escenario en que no hay un salto discreto del tipo de cambio oficial. Se verá en las próximos días si esta nueva rosca en el apretón monetario alcanza para que aquellos con pesos excedentes optan por la tasa en lugar de correr al dólar y, sobre todo, si aquellos con dólares (o porotos de soja en los silo bolsas) empiezan a venderlos frente a la disparada de las tasas del crédito en pesos. La tasa de financiación en tarjeta de créditos ya superan el 100% anual, y el costo financiero total de los créditos personales en bancos de primera línea rondan entre 150 y 250% anual.
De que aparezcan o no los dólares en las próximas semanas dependera de la suerte del plan de estabilización que quiere llevar adelante Massa. Mientras no aparezcan los dólares será imposible desacelerar notoriamente la dinámica inflacionaria.