“Lo que uno debe reivindicar en el día de hoy es un homenaje y todo el recuerdo para nuestros caídos en Malvinas. La mayoría adolescentes, eran nuestros hermanos mayores, amigos de nuestros hermanos, que con 17, 18, 19 iban a una guerra. Y, sin dudas, todo lo que se puede recordar y homenajear para ellos, por lo que significaron, no solo en las islas, sino los que volvieron al continente.
Hay que decir que Malvinas fue la última atrocidad de la Dictadura. Y que tres días antes de Malvinas, la plaza estaba llena por el primer paro general contra la dictadura. Tres días antes. Y tres días después Galtieri con Malvinas logró llenar la Plaza de Mayo encolumnando a la Argentina hacia una locura, un delirio total como era invadir militarmente Malvinas.
Por supuesto, viniendo de Galtieri, como un general, además de borracho, asesino, corrupto, sino toda la Dictadura, que había perpetrado los crímenes más atroces jamás conocidos hasta ese momento en la Argentina. Perpetraron un crimen más, y en una cobardía absoluta que significó mandar a morir a más de 600 chicos argentinos que ni siquiera tenían la más mínima instrucción militar. Más todos los robos que hubo alrededor.
Hubo muy pocos políticos que salieron a alzar su voz: se destaca la de Raúl Alfonsín. Y algunos pocos más, los demás se excomulgaron en ese delirio, motorizado por la dictadura, que sentía la presión social, no solo por las muertes, los desaparecidos, sino por las tropelías en general. La crisis financiera, el estallido de la tablita financiera de Martínez de Hoz.
Y la última jugada fue Malvinas, para ver si de esa manera Estados Unidos colaboraba, los ingleses no vendrían a recuperar las islas y eso significaría que los militares pudieran perpetrarse en el poder”.
