Aislamiento y “cierre de la economía”: ahora hacen falta medidas extremas para evitar una crisis social inédita

El Gobierno de Alberto Fernández tomó rápidamente medidas drásticas y, según los expertos en epidemias, necesarias para evitar que la pandemia del Coronavirus se propague en Argentina con la virulencia con que lo está hacienda en países como Italia, España y Estados Unidos, que se supone cuentan con una infraestructura y desarollo de sus sistemas de salud mucho mayores y aún así están hoy desbordados.

  Sin embargo, es llamativa todavía la prudencia y moderación con que se está manejando la crisis económica derivada del Coronavirus y su impacto social en el corto plazo. El Gobierno se está manejando en este aspecto con una cautela exacerbada, es cierto, por las limitaciones propias de una economía casi sin margen en su política monetaria y fiscal para afrontar semejante shock.

   Pero una vez paralizada gran parte de la economía con el aislamiento obligatorio, debería actuarse con mayor celeridad y audacia para garantizar la “paz social” en una economía que lleva 2 años de recesión, una caida del salario real en ese período de casi el 20% e indicadores de pobreza cercanos al 40%.   

   Más allá de que el miedo a la pandemia y las fuerzas de seguridad en la calle puede generar disciplinamiento social, no es lo mismo “bajar las persianas” de gran parte de la economía en Europa o Estados Unidos que en el Gran Buenos Aires. El fin de semana en algunos distritos del GBA se vivieron escenas de tensión en supermercados y almacenes de barrio, por ahora menores, guiadas por una situación social crítica.

   Los intendentes y la policía de la Provincia están en alerta por este tema, aunque en las redes y en los medios lo que se divulga son las campañas de control de tránsito y se pone el foco en los “irresponsables” e “ignorantes” que violan la orden de quedarse en sus casas.   

   Por eso el lunes a la mañana arranca un operativo masivo del gobierno de la provincial de Buenos Aires junto con el Ejército para repartir bolsos de comida en los barrios carenciados del conurbano. Y el Gobierno anunciará más medidas para los monotributistas y cuenta propistas informales que viven de changas eventuales. Millones de personas que viven al día, no tienen colchón de ahorro alguno, y que si no trabajan no pueden comprar comida ni medicamentos.   

   El Viernes 20 de marzo el Gobierno cerró todo –inclusive bancos desde las 0 horas. Ese día en una gran cantidad de PyMes del conurbano se debía pagar la primera quincena de marzo. De hecho, el 90% de los gremios industriales bajo convenio cobran bajo esa modalidad quincenal. Algunos empresarios, con fondos propios en sus cuentas el 19 llegaron a acreeditar el dinero en las cuentas sueldos de sus empleados.

   Pero obviamente no es el caso de casi el 40% de los que trabajan en la informalidad, ni los que pagaban parte del sueldo en efectivo. Por eso ese día mucha gente fue desesperada a sus trabajos, aunque las fábricas (textiles, calzado, metalúrgicas, muebles, marroquinería, etc) estaban cerradas.  

   ¿Quién y cómo se van a pagar los sueldos de 6 millones de asalariados en blanco en el sector privado en los primeros días de abril?  

   ¿Quién va a pagar los haberes de 4 millones de asalariados informales, la mayoría en sectores industriales y de servicios que en estos días no facturan nada?   

   ¿Con qué dinero vivirán más de 2 millones de cuentapropistas en blanco (monotributistas y autónomos) y de por lo menos otros 2 millones informales que en estas semanas se quedaron prácticamente sin trabajo? 

  ¿Quién cubrirá los cheques emitidos con fechas entre el 20 de marzo y los primeros días de abril para que no se mutipliquen los rechazos, los cierres de cuentas y el efecto dominó de quiebras en la cadena de pagos?  

   ¿Qué sucedería si, como ya sugieren en privado distintos funcionarios, la cuarentena obligatoria se extiende hasta semana santa en la segunda semana de abril?   

   Veamos en perspectiva la magnitud de la crisis a nivel mundial.

   En Estados Unidos ya se debate si la caida de la economía será la más rápida de la historia. Durante la crisis de 2001, tras el 9/11, el desempleo llegó al 6%. Tras la crisis de las subprimes y el derrumbe de Lehman Brothers, la desocupación saltó al 10%.

   Esta semana, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin dijo en el Senado que la tasa de desempleo podría llegar al 20% en el futuro cercano de continuar el colpaso provocado por el coronavirus en sectores intensivos en mano de obra. Un nivel nunca visto desde la depresión del “29.  

   Cuando se propaga el miedo en la opinion pública y en los politicos sobre esos escenarios catrastróficos, políticas que parecían “populistas e irracionales”, solo impulsadas por usinas ideológicas de extrema izquierda ahora se convierten en realidad con un alto grado de consenso.   

   La propuesta que impulsa por estas horas el presidente Donald Trump con el respaldo del Partido Republicano es enviar “cheques a las casas” de la clase media, media baja y baja norteamericana: 2400 dólares para las parejas casadas; 1200 dólares por adulto con ingresos de hasta U$S 75.000 anuales; 500 dolares por hijo. En total, el objetivo es repartir U$S 500.000, un 2,5% del PBI, en el cortisimo plazo.   

   Así lo explicó el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell: “Lo estamos haciendo porque estamos cerrando (shut down) la economía. Esto es muy diferente a la crisis financiera de 2008. O la crisis de 2001, que desató el 9/11. El objetivo acá es poner dinero en manos de la gente y de las pequeñas empresas lo más rápido possible, y dejenme resaltar lo de rápido: nos vamos a reunir los líderes de los dos partidos polílticos contrareloj para aprobar esto en pocos días y enviarlo a la Cámara de Representantes”

     ¿Por qué pagos directos a los empleados en lugar de enviar el dinero a las empresas para que paguen los salarios?, le preguntaron. “Vamos a hacer ambas cosas: vamos a enviar cheques directos a los familias y también a las pequeñas empresas para que puedan mantenerse abiertas. Y hay que actuar rápido. Esto es un cierre de la economía impuesto por el Gobierno”, respondió.

    La administración Trump ya habia anunciado, ademas, un paquete de estimulos creditos y fiscales, en coordinacion con la Reserva Federal, de 1 billon de dolares, de otro 5% del PBI.   

   Veamos lo que hizo Dinamarca, también con la idea de evitar una explosion de despidos masivos. Entre otras medidas, el Estado pagarán en los próximos 3 meses el 75% de los sueldos en el sector privado, lo que equivale a un estimulo fiscal de más de 10% del PBI. No hace falta aclarar que en una economía totalmente formalizada y sin una crisis social previa. La magnitud la respuesta estatal releva lo dramático del escenario que proyectan para los próximos meses.     

   El Gobierno de Alberto Fernández anunció hasta ahora medidas directas que lucen muy acotadas en relación a la magnitud de la crisis económica y social en marcha:

— Un bono de 3000 para los jubilados que cobran la minima (unos 4,6 millones de personas, el 62% de los jubilados).

— Un bono de 3.100 pesos para los que cobran a la AUH (4,4 millones de beneficios). Acá se apuntan a los que trabajan en negro o están desocupados.

— En total, esas dos medidas de “poner dinero en el bolsillo de la gente” implican unos $ 27.500 millones. Apenas el 0,1% del PBI.

— Se anunció también que habrá disponible en los bancos créditos por $ 350.000 millones (1,5% del PBI), el equivalente a una nominal salarial del sector privado formal, a una tasa del 26%, para que las empresas paguen sueldos. Pero es difícil que –aunque flexibilizando calificaciones bancarias—esos créditos puedan estar inmediátamente disponibles para la mayoría de las empresas, en especial las PYMES.

— Se anunció, sin especificar montos, que habrá REPROS (subsidio estatal para pagar hasta el monto de un salario mínimo), que igualmente requieren semanas de papeleo y presentación de carpetas ante el Ministerio de Trabajo para su aprobación.

— Se anunció que habrá $ 200.000 millones entre obras públicas y PROCREAR. Pero eso es para el “mediano y largo plazo”, en términos de la urgencia de las próximas semanas de la que estamos hablando.

   También se anunciaron una serie de medidas que aparecen como razonables a la luz de lo extraordinario de la crisis: precios máximos para 2500 productos, aplicación de Ley de Abastecimiento de determinados sectores, prórrogas de vencimientos impositivos, de deudas y suspension de corte de servicios públicos ante impagos, entre otras.

   El problema de Argentina obviamente es que con deficit fiscal, inflación del 50% y sin mercado de deuda en el cual financiarse los márgenes de la política económica son estrechos y cualquier decision conlleva riesgos.

   Todo aumento del gasto público para pagar sueldos en el sector privado o rescatar empresas solo puede financiarse con emisión de pesos que no han dejado de devaluarse en los últimos 2 años. Pero dada la velocidad de la caida de la economía, el aumento de la desocupación y el empeoramiento de la situación social tal vez se deba asumir más rápidamente esos riesgos.

   Con datos al 30 de noviembre, había en Argentina unas 600.000 PYMES endeudadas por un monto de 780.000 millones, unos 380.000 millones con los bancos y otros 400.000 millones con la AFIP.

   Lo primero que hay que garantizar es que cuando reabran los bancos, esas Pymes puedan pagar los sueldos.

   Entre los bancos y el Estado van a tener que garantizar que los descubiertos y los cheques rechazados no deriven en una ola de cierres, explosión del desempleo y una situación social insostenible.

   Para el 40% de la economía informal y los cuenta propistas el Estado deberá ampliar rápidamente la cobertura de ingresos mientras se prolongue el “cierre de la economía” si se quiere evitar un colapso social.