Tras las tensiones cambiarias de marzo y la disparada en la tasa de interés, el Estudio Broda revisó a la baja sus proyecciones de actividad para 2019, previendo una salida de la recesión todavía más lenta. De hecho, prevé que recién en el cuarto trimestre –el mes de las elecciones—la economía podría estar creciendo entre 1 y 1,5% (respecto de igual trimestre de 2018), “no pudiendo descartarse que sea 0%”, aclara. Un escenario que considera de “actividad prácticamente estancada en el segundo semestre del año”. El pronóstico para todo el año es una caída del PBI –por segundo año consecutivo— del 1,1%. Dice que “el redoblado apretón monetario es recesivo” y sugiere que “la actual recesión podría terminar siendo más severa y larga que las 4 anteriores”.
Lo plantea en los siguientes términos:
“El Gobierno se asustó y reaccionó rápidamente, dejando en claro que su objetivo prioritario en 2019 es evitar otra espiral dólar-precios como la de 2018. Tiene claro que otra disparada del dólar, con el consecuente fogoneo de la inflación, echaría por tierra el anhelo oficial de seguir en carrera electoral. Sin embargo, el reforzado torniquete monetario tendrá un fuerte impacto sobre el ya golpeado crédito bancario, lo que dificultará aún más la reanimación del consumo y nivel de actividad”, dice el informe.
“¡Qué macana! Justo cuando enero y febrero mostraron algunos tibios brotes verdes, la economía recibió otro duro golpe. Nótese que el crédito al sector privado, que cayó un 3.9% acumulado nominal entre septiembre de 2018 y marzo de 2019 (-21.3% en términos reales) y que en el margen mostraba dos meses de crecimiento nominal positivo, ahora, con el reforzado apretón monetario anunciado, caería en lo que resta del año tanto en términos nominales como reales. Según nuestros cálculos, el crédito al sector privado en pesos será por lo menos 10% menor (y mayor la tasa de interés) del que hubiese habido con el programa monetario original”, agrega.
Luego afirma: “Es cierto que en algún momento la actividad económica tocará fondo, pero hoy (con menos pesos en circulación, crédito más golpeado y mayor tasa) el “piso” del nivel de actividad luce más lejano que antes, especialmente para los sectores – no agrícolas. La normalización de la cosecha y alguna recuperación (tibia) de Brasil ayudarán, pero este efecto positivo podría ser contrarrestado en buena medida por los efectos de este reforzado apretón monetario y la dureza fiscal. En este contexto, hemos corregido a la baja nuestro pronóstico para lo que resta de 2019”, advierte.
Según el Estudio Broda, “ahora se proyecta una variación trimestral cercana a 0% tanto para el IIIT-19 como para el IVT-19 (corrección que nos hubiese llevado a proyectar para 2019 una caída (promedio) del PBI de -1.5% vs la estimación previa de -1.1% si no se hubiesen incorporado los cambios de las cuentas nacionales que se acaban de publicar). Sin embargo, con la divulgación de los datos correspondientes al IVT-18, la contracción de la economía en el último trimestre de 2018 fue menor a la que anticipó el EMAE (-1.2% trimestral vs -1.8%), con lo cual el año pasado cerró con una caída (promedio) del PBI de -2.5% (en vez de -2.6%), dejando para 2019 un arrastre estadístico negativo menor al que sugirió el EMAE (-2.4% vs -2.9%). Con un arrastre 0.5 punto menos negativo y habiendo revisado algo al alza nuestra proyección para el IT-19 por los brotes verdes de febrero, hoy se sigue proyectando para 2019 una caída promedio del PBI del orden de -1.1%, con la actividad prácticamente estancada en el segundo semestre del año. De este modo, la variación IVT-2019 contra IVT-2018 se estima en apenas +1.0/1.5%a/a (no pudiendo descartarse que sea 0%)”.
Finalmente, el documento afirma que “lo cierto es que en 2019 sólo tira para adelante el agro y se observará una importante brecha entre el sector agrícola (que tiende a recuperarse después de la sequía de 2018) y el resto de los sectores más ligados al consumo interno, muy afectados por la caída del salario real y del crédito. Todo parece indicar que la recesión 2018-2019 podría terminar siendo más severa y más larga que las 4 recesiones anteriores (2016, 2014, 2012 y 2009)”.
El gráfico (ver aparte) muestra justamente la evolución trimestral del PBI desde el momento pico previo a la caída del nivel de actividad e inicio de la recesión. Efectivamente, si bien la recesión de 2009 mostró inicialmente una caída mayor, la salida fue sumamente rápida. Y lo más importante. Hacia el cuarto trimestre de este año, según Broda, el nivel de actividad (empleo, consumo, producción) seguirá por debajo del momento previo a la crisis (casi 5% menor). En cambio, si se hubiese replicado la recesión de 2009 o 2014, ya en el momento de las elecciones se hubiera recuperado todo lo perdido durante la recesión, es decir que la economía estaría creciendo a buen ritmo.
