Dólar flotante: arrancó el nuevo régimen cambiario

El primer día de la puesta en marcha del nuevo esquema cambiario de “flotación entre bandas” anunciado por el equipo económico de Javier Milei, arrancó con un dólar oficial minorista que se estabilizó en 1.230 pesos, 12,5% de la cotización del viernes pasado, sin intervención del Banco Central (no compró ni vendió reservas en la jornada). A su vez, el dólar mayorista, para el comercio exterior, cerró en 1.198 pesos, 11,5% arriba del viernes. Para los exportadores, esto significó una mejora frente a la cotización previa de 1.130 pesos del dólar blend –que fue eliminado– de alrededor de un 6%. Mientras que para los importadores el encarecimiento del dólar fue plena: 11,5%, frente a la anterior cotización de 1075 pesos del mayorista.

Por otro lado, los dólares financieros (MEP y contado con liquidación) retrocedieron fuertemente y se ubicaron en el orden de los 1.250/1.255 pesos, una caida del 6%.

El arranque de la nueva etapa de la política económica disparó una fuerte suba de bonos y acciones argentinas. Sin dudas, el mercado festejó.

Según Javier Timerman, director de Adcap, el mercado “claramente festeja esta salida”. Este optimismo inicial se sustenta en la percepción de que el gobierno de Milei abordó la “asignatura pendiente” del programa económico basado, el flanco cambiario. La implementación de un ancla cambiaria inicial, si bien generó problemas como la falta de acumulación de reservas y la dificultad para acceder a mercados voluntarios de crédito, se tornó insostenible, llevando a la necesidad de un cambio de rumbo.

El nuevo esquema cambiario establece una banda de flotación con un piso de 1000 pesos y un techo de 1400 pesos . Dentro de esta banda, el tipo de cambio fluctuará libremente. En principio, el BCRA sólo podría vender dólares en el techo de la banda y comprar dólares en el piso. Sin embargo, el propio Banco Central reconoce que “podrá considerar la compra de dólares en función de sus objetivos macroeconómicos y acumulación de reservas internacionales netas” y cumplir así con las exigentes metas de acumulación de reservas acordadas con el FMI hasta fin de año.

Todavía es un interrogante a develar cuál será el traslado a precios del nuevo régimen cambiario. La suba del nuevo “dólar único” (comercio exterior, atesoramiento de personas, pago de deudas al exterior y remesa de utilizades en 2025) en cerca del 12%, si se estabilizara en estos valores, podría significar 2 puntos de inflación adicional distribuidos en los próximos meses, en el escenario más optimista de menor traslado a precios. Tampoco está claro que pasaría con las discusiones paritarias –algunas de las principales negociadas para estos meses al 1% mensual– si los precios, especialmente de alimentos, volvieran a acelerarse las próximas semanas, por encima de las subas registradas en el último mes.

En este nuevo escenario, la clave estará en la gestión de las expectativas por parte del gobierno y en la capacidad del Banco Central para acumular reservas y mantener la estabilidad dentro de las bandas. La atención se centra ahora en cómo este nuevo esquema impactará en la economía real, especialmente en la evolución de los precios, un factor que preocupa directamente a la población más allá de los tecnicismos financieros.

En un diálogo con Maxi Montenegro en el canal de AHORA PLAY, Javier Timerman, que elogió las medidas oficiales, planteó un punto interesante respecto a lo que viene:

“Todo lo que vamos a lo que podemos esperar de acá los próximas semanas, meses, va a depender de expectativas que la gente tenga respecto al comportamiento del dólar, ya sean empresarios, inflación, aumento de sueldo, reposición de stock, etc., etc. Todo eso son expectativas que no podemos hoy controlar ni saber ni entender el impacto que tengan. Supongamos que alguien diga: “Che, la inflación va a ser 4% el mes próximo, pero después va a bajar rápidamente. No te hagas problema”. A lo mejor eso es un problema político más grande de lo que uno cree y las expectativas se desanclan y terminás en una situación política difícil en un año electoral que al gobierno le empiece a ir mal. O sea, hay muchas muchas cosas que hay que empezar a ponderar de ahora en más”. Por eso, según Timerman, más allá de la euforia de los mercados y en enorme paquete de apoyo financiero conseguido por el Gobierno del FMI y organismos internacionales (desembolsos por U$S 19.600 millones hasta junio) siempre es prudente cierta cautela. “La clave para la gente en el corto plazo es qué pasa con los precios, el impacto en el bolsillo, en la economía real en el corto plazo. Porque más allá de la euforia en el corto plazo de los mercados y la baja del riesgo país, para que a situación económica mejore, para que haya más crédito, para que se consolide la expansión económica, se va a necesitar tiempo y eso va a depender a su vez de cómo el argentino acepte vivir esa volatilidad durante estos meses. Y eso lo vamos a ver durante todo este año electoral”, aseguró.