Le pedimos al director de la Encuesta de Satisfacción Política y Opinión Pública de la Universidad de San Andrés, el doctor en ciencias políticas diego Reynoso, que incluyera en sus habituales encuestas de campo una pregunta que cruzara simpatía políticas y compra dólares. Los resultados fueron muy interesantes.
Entre los que habían adquirido dólares en los últimos meses, el 59,9% se consideraba “oficialista” y sólo un 33,4% se definía como opositor: 15,8% “opositor moderado” y 17,6% “opositor en todo” ("Encuesta de Satisfacción Política y Opinión Pública #ESPOP", Universidad de San Andrés).
La tendencia es contundente, muy por encima incluso de la última perfomance de Cambiemos en la provincia de Buenos Aires, donde le ganó a Cristina con el 42%. Seis de cada diez argentinos que compran dólares se consideran políticamente cercanos al Gobierno. La mayoría de los compran dólares en la era Macri lo votan, quieren que le vaya bien y tienen esperanza en que pueda encarrilar la situación económica. Pero mientras tanto se refugian en el dólar.
Eso explica, además, por qué ningún funcionario del macrismo salió jamás a criticar a los que vienen batiendo récords en el atesoramiento de dólares.
Son, en su mayoría, sus propios votantes. A diferencia de Cristina, que enemistada con la clase media en 2008, por la crisis del campo, hizo de las corridas al dólar una bandera de batalla política contra la “clase media amarreta” que buscaba desestabilizar a su Gobierno. Como quedó comprobado una vez más con la llegada de Macri, a la hora de buscar refugio en el dólar, los argentinos no conocen de grietas
