La Reserva Federal de EE.UU.inyectó más de 3.000.000 millones de dólares, desde el comienzo de la pandemia, para la compra de activos financieros. Este “tsunami” de liquidez hizo que se derrumben las tasas de interés a escala global. Un bono de Estados Unidos a 10 años actualmente rinde solo 0,9% anual.
Además, los datos de desempleo de EE.UU de Mayo – del viernes pasado, que registraron una disminución inesperada del 14,4% al 13,3%– adelantan que la recuperación en EE.UU a la crisis del Covid-19 puede ser más rápida de lo pensado.
Estas dos cuestiones han llevado a los mercados a un “veranito” financiero internacional que se contrapone al derrumbe de la economía real.
Así, comenzó a revertirse la fuerte salida de capitales de los países emergentes que se observó en los últimos 3 meses. La hiperliquidez trajo “más apetito por el riesgo”. Los bonos de los paises emergentes subieron (cayeron las primas de riesgo país ) y las monedas en paises emergentes comenzaron a apreciarse (nominalmente).
Esta tendencia impacta directamente en Argentina. especialmente por lo que sucede con Brasil, nuestro mayor socio comercial. El dólar en Brasil llegó a cotizar casi 5,9 reales a mitad de mayo por la incertidumbre del Covid-19 (valía 4 reales a principio de 2020). En estos últimos días, la tendencia se dio vuelta, y cerró abajo de los 5 reales esta semana.
Para Argentina es vital esa apreciación de las monedas de Latinoamérica ya que le permite ganar “un colchón” de competitividad respecto de sus socios comerciales, sin mover demasiado el dólar oficial. En un momento de mucha tensión en su mercado de cambios con un BCRA que hasta fines de mayo perdía fuertemente reservas y que tuvo que aplicar un super cepo a las importaciones para frenar la sangría.
El tipo de cambio real multilateral estaba a mediados de mayo 10% por encima de la salida del cepo (en diciembre de 2015) en términos de competitividad -precio . Con los datos del viernes ya se ubica 18% por encima de ese nivel. Sin devaluar bruscamente el dólar oficial, hubo una “ganancia de competitividad”, por la apreciación reciente de las monedas de la región, en particular en Brasil.
i el Gobierno llegara a un acuerdo de la deuda con acreedores privados y presentara un programa fiscal de mediano plazo que ordene las cuentas que la Cuarentena descontroló, el Banco Central podría volver a comprar dólares del superávit comercial, llevando al dólar oficial al compás de la inflación, acumular reservas y desmantelar las últimas medidas que afectan las importaciones y le ponen un palo en la rueda a cualquier proceso de recuperación económica, además de generar incertidumbre extra sobre los precios internos.