El BCRA juega con una “sabana corta”. Tiene pocas reservas netas -cerca de 5.900 millones de dólares- y necesita dólares para actuar en tres frentes simultáneos: flexibilizar el cepo a importadores, acumular divisas pagar la deuda con organismos internacionales y, al mismo tiempo, contener a la cotización de los “dólares alternativos” (contado con liquidación y dólar bolsa).
El BCRA está atravesando la etapa del año de “abundancia” de dólares .El precio internacional de la súper soja (arriba de los u$S 560 por tonelada), y una cosecha estimada de 45 millones de toneladas, le garantizan un oferta de divisas de u$s 7.700 millones “extra” para 2021, respecto de lo que se esperaba hace 6 meses.
Sin embargo, esta “lluvia” de dólares debe ser administrada con mucha prudencia, ya que estacionalmente en el segundo semestre los dólares volverán a escasear.
Actualmente, el BCRA enfrenta múltiples objetivos sobre el destino que le dará a los dólares que está comprando en el mercado de cambios oficial, gracias al “cepo a importadores” y a los altos precios internacionales de los granos.
Unos de los destinos es acumular dólares para tener más equilibrado el balance del BCRA. Los pasivos remunerados (Leliqs y Pases) y no remunerados (base monetaria) pasaron de $3,3 billones (marzo/20) a $5,8 billones en la actualidad (abr/21) .
Por el lado del activo, las reservas netas del BCRA (sin incluir Swap de monedas con China, encajes bancarios, depósitos del Gobierno y préstamos con organismos internacionales) pasaron de u$s 8.000 millones (marzo/20) a u$s 5.984 millones en la actualidad (al 27/04).
Además, las reservas netas son vitales ante un escenario de “corrida al dólar”. Sin “municiones” en el BCRA la devaluación abrupta del dólar oficial sería inevitable.
El Gobierno enfrenta vencimientos de deuda (en dólares) importantes con organismos internacionales.
En mayo vencen u$s 2.419 millones con el Club de París y casi 300 millones con el FMI. En septiembre hay un vencimiento por 1.870 millones con el FMI. El ministro Guzmán en su reciente gira por Europa no logró generar un acuerdo para postergar los vencimientos con el Club de París.
Si la Argentina tuviera que cancelar el vencimiento de mayo con el Club de Paris, las reservas netas se reducirían en un 45% y volverían a un nivel crítico. Por eso, Guzmán ya decidió que no se cancelará ese vencimiento y tendrá 2 meses extra de plazo para no caer en otro default.
Es necesario que el BCRA acumule el máximo de reservas posible para enfrentar, al menos, los vencimientos con el FMI septiembre y diciembre si para ese entonces no hay un acuerdo de refinanciación de la deuda cerrado.
En segundo lugar, si el Banco Central no libera más dólares para la producción, la recuperación no será sostenible en el tiempo. Para producir es necesario importar y actualmente el “cepo a los importadores” es cada vez más restrictivo. Si observamos en el gráfico de evolución del monto mensual importado- en base a caja- desde el mes de octubre ( ras la crisis cambiaria) no ha superado los 4.000 millones de dólares. Esta restricción tiene como “efecto colateral” el desabastecimiento de muchos productos importados que son necesarios para reactivar la producción local.
Para que la economía crezca a un ritmo elevado y el 2021 no sea un mero “rebote”, el BCRA debería ir flexibilizando el “cepo a importadores”.
En tercer lugar, el BCRA necesita mantener bajo control a la cotización de los “dólares alternativos” –contado con liquidación y dólar bolsa- , para que no se dispare la brecha cambiaria y genere todavía más distorsiones e incertidumbre en la economía.
Para lograrlo el Central compra dólares del superávit comercial en el mercado oficial a $94 (dólar mayorista), con el endurecimiento del cepo a los importadores y los precios de la súper soja. Simultáneamente, para mantener la brecha con los “dólares alternativos” (contado con liquidación y MEP) controlada, vende bonos en dólares contra pesos (a una cotización implícita que ronda los 150/154 pesos) y luego con dólares de las reservas recompra parte de esos bonos.
Según nuestros cálculos, en lo que va de 2021 el BCRA utilizó 833 millones de las reservas para recomprar bonos, que previamente vendió para contener la brecha cambiaria.
En enero destinó u$S 384 millones, en febrero u$S 136 millones, en marzo u$S 204 millones y en abril (datos hasta el 22/4) el ritmo de recompra de bonos se redujo a u$s 109 millones. Es probable que el Central haya relajado algo el objetivo de contención de la “brecha cambiaria” y está apuntando a acumular más reservas netas en el BCRA.
En resumen, en este segundo trimestre de “abundancia de dólares”, el BCRA deberá definir cuál será la estrategia de utilización de las reservas. Todas las alternativas tienen sus costos.
Relajar la contención de los “dólares alternativos” sería más “nafta” a las expectativas de devaluación, cerrar más el “cepo a importadores” obstruiría la recuperación económica, presionaría sobre los precios y generaría desabastecimiento; mientras que entrar en default con el FMI no es opción para Guzmán. El dilema de la sábana corta, que solo podrá estirarse si se lograr cerrar un acuerdo con el Fondo que mejore las expectativas y flexibilice la restricción de dólares.