El “riesgo electoral” se metió en los rendimientos de los bonos argentinos. Un bono que vence en 18 meses tiene un rendimiento (14,5% en dólares) superior al que vence en 2037 o al del bono a 100 años (9,9% anual). Dicho de otro modo: se disparó el "riesgo país" para los bonos que vencen el año próximo, después de la elección presidencial. ¿Se extiende el temor a un default o a una "reestructuración" de la deuda?
El rendimiento del bono soberano en dólares de Argentina que vence en octubre del 2020 (Bonar 2020), refleja claramente cuál es el riesgo que ven los inversores sobre la capacidad y voluntad de pago de la deuda tras la elecciones presidenciales. Antes de la crisis cambiaria, hace un año, rendía 4,5% anual en dólares. Luego del acuerdo con el FMI (segunda versión) pagaba cerca de 8% y 9% anual, entre octubre y febrero pasado (salvo las últimas semanas de diciembre por cuestiones externas). En las últimas 2 últimas jornadas el rendimiento se disparó al 14,5% anual en dólares. Es decir, 10 puntos más que en abril del 2018.
Tales rendimientos son mayores incluso que los rendimientos de los bonos de más largo plazo, “invirtiendo la curva” habitual de los bonos: pagan más los de más largo plazo y menos los de corto plazo, es decir los más próximos al vencimiento (ver gráfico de rendimiento de los bonos de Argentina comparado con otros países).
Todo en un escenario en el que el Fondo Monetario acaba de aprobar el cuarto desembolso por U$S 10.800 millones del crédito “Stand By” (U$S 57.000 millones), que en teoría no sólo cubre los vencimiento de deuda de 2019 sino también parte (alrededor de la mitad) de los vencimientos de 2020.
El “rendimiento de un bono” es la inversa del riesgo país: cuando aumenta la desconfianza sobre el pago de ese bono (el riesgo país), entonces se eleva la “tasa de interés” implícita que un inversor ganaría si comprara ese bono en el mercado y lo tuviera hasta su vencimiento, reinvirtiendo los intereses (los “cupones”) que ese bono paga efectivamente.
Semejante salto en el rendimiento de los bonos después de la elección presidencial, refleja la incertidumbre que genera lo que pueda suceder después de octubre. Se duda cada vez más sobre si Argentina pagará su deuda durante el próximo Gobierno con los acreedores privados. En cuanto a la deuda con el FMI (U$S 57.000 millones), el propio organismo dirigido por Christine Lagarde, manifestó en reuniones reservadas la posibilidad de reprogramar los vencimientos, que caen en los próximos 4 años, extendiendo los plazos a cambio de la aprobación de “reformas estructurales” de alto voltaje político: la reforma previsional y la reforma laboral (Ver acá: "Exclusivo: la reunión secreta del FMI con inversores en la que se habló del dólar hasta el riesgo Cristina").
Si comparamos el rendimiento de los bonos de Argentina con cualquier país de Latinoamérica la diferencia es muy notoria. Primero la curva del resto de los países es, como se dijo, "normal": tasa de interés más bajas en el corto plazo y más alta a mediano y largo plazo. Segundo, ningún bono a 30 años de Brasil, Colombia , Chile o Perú rinde más de 6% anual en dólares. Mientras que los bonos de largo plazo de Argentina rinden casi 10 % en dólares.
El FMI y el Gobierno dicen que lo que dispara hoy el riesgo país argentino es el “riesgo Cristina”: la paridad que muestran las encuestas con el kirchnerismo y el riesgo cada vez mayor de que la ex presidenta pueda regresar al poder. Sin embargo, hay quienes creen que la situación es bastante más compleja. Los números de la economía real y la falta de confianza en la gestión Macri, aún mucho antes de que reapareciera el llamado “riesgo Cristina”, abre serios interrogantes sobre el futuro, cualquiera sea el ganador de la elección.
