El proyecto de Presupuesto 2019 que presentó Nicolás Dujovne en el Congreso viene con varios puntos interesantes para analizar. Entre las "proyecciones macro" la más polémica es el supuesto de que el año próximo el "dólar promedio" sería de 40,1 pesos: según el ministro se movería en una banda entre 38 pesos y 42 pesos en diciembre de 2019.
Es un número que ya quedó totalmente desactualizado, a menos que alguien imagine una fuerte baja nominal del tipo de cambio en los próximos meses. Aún si el Banco Central lograra estabilizar el mercado cambiario en las próximas semanas, con una inflación en el último cuatrimestre de 2018 muy elevada, la lógica indica que 2019 arrancaría con un tipo de cambio superior a 40 pesos. En ese caso el promedio de 40,1 pesos para todo el año solo sería factible con una baja nominal durante el resto de 2019. Ciencia ficción. Sobre todo si el propio Presupuesto prevé una inflación promedio para el año próximo de 34,8% y acumulada a diciembre de 2019 del 23%. Este último pronóstico también es muy cuestionado. Todavía no se sabe en cuánto terminará la inflación en 2018, entre otras cosas porque depende que que suceda con el dólar con la crisis cambiaria en los próximos meses. Pero suponiendo una inflación piso de 45% para este año, la mayoría de los consultores privados prevén para el año próximo una inflación, aunque muy difícil de proyectar, de entre el 27 y el 33%.
Para 2018, el Gobierno reconoce que el PBI caerá 2,4%. De esa cifra se desprende que durante el segundo semestre del año la caida promedio de la economía será del orden del 5%, teniendo en cuenta el crecimiento del 3,6% en el primer trimestre. Además, según el documento oficial, este año la contracción del consumo sería del 3,4%, como consecuencia del "impacto negativo del shock inflacionario sobre el ingreso disponible real", léase la caída del salario real. La inversión, en tanto, crecería apenas 0,6% (permanecería prácticamente estancada), ya que el bajón en la segunda mitad del año compensaría el aumento hasta el primer trimestre. Las exportaciones, a su vez, aumentarían 3,1%.
Para 2019, el Gobierno espera una reducción de 0,5% del PBI. Sería, de cumplirse, la primera caida de la economía en un año electoral desde 2009, cuando impactó la crisis financiera internacional tras la quiebra de Lehman Brothers. Así, en apenas unos meses desde que estalló la corrida cambiaria, el escenario se modificó drásticamente. La administración Macri pasó de promocionar que en 2018 sería el primer año desde 2010 en el que la economía crecería en un año par, no electoral –rompiendo así la "maldicion de los años pares"–, a reconocer una fuerte recesión. Pero además ahora también admite que en 2019 se rompería la tradición de los años electorales y que la economía podría caer dos años consecutivos, por primera vez desde la crisis de 2001.
Según las cifras que incluyó Dujovne en el Presupuesto, para 2019 esperan que el consumo privado continuará achicándose (-1,6%); junto con el consumo público (-3,6%), como consecuencia del ajuste fiscal para alcanzar el "déficit cero". Pero también se prevé un notable recorte de la inversión (-9,7%), difícil de explicar sólo el derrumbe del 50% en términos reales de la obra pública. Evidentemente, también esperan que un duro golpe sobre la inversión privada.
Sólo las exportaciones mostraría un repunte importante (+20,9%), como resultado de la mejora en la cosecha agrícola, que este año sufrió el impacto de la sequía. "Proyectamos un crecimiento de las exportaciones en torno al 21%, motorizado por el rebote de las expotaciones agrícolas, la mejora de las expotaciones energéticas, como consecuencia del desarrollo de Vaca Muerta y a una aceleración de las expotaciones manufactureras de origen industrial de la mano en la maduración de inversión, le mejora en el tipo de cambio real y la aceleración de Brasil", dice el documento.