Según el diario El País, de Madrid, en la última reunión anual del FMI en Bali comenzó una fuerte pulseada dentro del organismo por dos temas cruciales: quién aporta el dinero para que el Fondo continúe en su rol de prestamista de última instancia y cómo se reparte el poder de decisión en el Directorio.
Hoy el FMI cuenta con un presupuesto de U$S 1.420.000 millones (un billón cuatrocientos veinte mil millones de dólares), pero su capacidad prestable a países en problemas sería de 1 billón de dólares. La mayor parte de ese finaciamiento les aportado por los países miembros según sus cuotas partes, que después se traducen en su poder en el Directorio del organismo. Estados Unidos posee así el 17,5% de las "acciones" del Fondo y el principal poder de veto. Le siguen Japón (6,5%); China (6,4%); Alemania (5,6%); Francia (4,2%); Reino Unido (4,2%); Italia (3,2%); India (2,8%); Rusia (2,7%); Brasil (2,3%); Canadá (2,3%); Arabia Saudita (2,1%) y España (2%), entre los países con mayor peso en el organismo.
Según El País, hoy la guerra en el FMI es más por los votos en el Directorio que por los fondos. Citando a fuentes del Ministerio de Economía español, el diario dice que "la mayor parte de los países también están dispuestos a mantener la parte que pagan ahora, a cambio de no perder poder por el mayor peso de los emergentes".
En este aspecto la mayor amenaza a la hegemonía norteamericana es una vez más China que mantiene hoy una cuota de solo 6,4%, muy inferior a su peso en la economía mundial, y quiere ampliar para elevar su capacidad de influencia en el Fondo.
Estados Unidos, en tanto, atraviesa un momento muy particular con el FMI. De un lado, Trump es muy crítico de los organismos multilaterales, y los sectores más duros de su Gobierno presionan por reducir el aporte de Washington. Pero al mismo tiempo Trump libra una fuerte batalla comercial con China y no quiere resignar posiciones en un organismo clave. De hecho, la administracion Trump fue decisiva para que el Fondo otorgara el megapréstamo de U$S 57.000 millones –el mayor de la historia– al Gobierno de Macri, pese a las dudas y temores del staff técnico del organismo.
