El año 2023 se vio notablemente afectado por la sequía, lo que resultó en una disminución directa del Producto Bruto Interno (PBI) superior al 3%. Sin embargo, el resto del PBI logró mantenerse en terreno positivo, impulsado en parte por el aumento del consumo debido al efecto “huida del peso”, garantizado por los niveles de importación muy elevados, a expensas del incremento en la deuda comercial (que creció U$S 25.000 millones en términos netos). Según las proyecciones del REM (Relevamiento de Expectativas de Mercado) del BCRA, en 2023 el PBI habría caido sólo 1,5%. Las perspectivas para 2024 se presentan de manera opuesta. Se prevé que el agro impulsará fuertemente el crecimiento, contribuyendo con un +3% al PBI. Sin embargo, se anticipa una marcada disminución del consumo interno, estimada entre 5%/6%, lo que provocaría una nueva contracción del PBI. Un elemento crucial será la magnitud de la recesión, el número de inflación y el comportamiento del dólar en 2024.
Con los números publicados por el INDEC del EMAE (Estimador Mensual de Actividad Económica) hasta el mes de octubre (último dato), la economía cerraría 2023 con una baja menor a la esperada al comienzo del año. Las proyecciones en el arranque apuntaban a que la economía caería cerca de 3% del PBI, pero la reducción habría sido menor a 1,5%.
En 2023, se conjugaron dos factores que posibilitaron cierto “crecimiento con anabólicos”, los cuales compensaron el derrumbe del agro por la sequía: 1) El incremento de la deuda comercial que mantuvo altísimo el nivel de importaciones y 2) La “huida del peso” que motorizó el adelantamiento del consumo ante la incertidumbre electoral. En un contexto donde el Banco Central de la República Argentina (BCRA) se encuentra sin reservas y enfrenta una sequía histórica en el sector agrícola, lo esperado sería que el dólar oficial se ajustara, reduciendo así el nivel de importaciones y generando una contracción en la actividad económica. No obstante, la respuesta adoptada por el Gobierno fue diferente, optando por el incremento de la deuda comercial de los importadores como una medida para mantener la dinámica de la actividad económica.
Por otro lado, la dinámica inflacionaria, combinada con la expectativa de una devaluación pronunciada y la incertidumbre electoral, generó un fuerte adelantamiento del consumo, manteniendo el impulso de la demanda agregada.
Según las consultoras y bancos que participan en el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), se espera que el año 2023 concluya con una caída del PBI de solo el 1,4%, en comparación con el pronóstico inicial de una caída del 3% a principios de año.
¿Recesión compensada por el campo?
Las proyecciones para 2024 coinciden en que habrá una caída del PBI. El punto a destacar es que la caída en actividad económica no será uniforme, ya que se espera que los sectores experimenten dinámicas muy heterogéneas.
Por un lado, el sector agrícola proyecta una reversión de la sequía de 2023 e impulsaría el PBI al menos en un 3%. En contraste, las consultoras y bancos esperan una disminución muy fuerte en el consumo interno, estimándose una caída de entre el 4% y el 6% (los más pesimistas creen que puede llegar a 8% -FIEL-). Ese derrumbe en el consumo interno se concentraría en el primer trimestre del año, como consecuencia de la aceleración inflacionaria.
Así, los Bancos Barclays y BBVA predicen una disminución del PBI del 4%. Mientras que Eco Go plantea dos escenarios. El escenario base con un plan de estabilización “exitoso” y una caída de 3,7% y el escenario pesimista con una baja del 5,8%.
De fondo, la magnitud de la caída de la actividad dependerá del éxito o no del plan de estabilización. En caso de que dicho plan resultara exitoso, sería posible mitigar los impactos negativos y limitar la caída del PBI. Sin embargo, ante un escenario contrario, se plantea la posibilidad que la economía entre en una profundización de la recesión.
¿Qué pasara con la Inflación?
Las proyecciones de inflación para 2024 reflejan la incertidumbre reinante.
OJF & Asociados lidera las expectativas con un pronóstico del 325% (diciembre 24 vs diciembre 23). En este caso, la proyección de este escenario implica que el plan de estabilización no logra que la inflación baje rápidamente a un digito mensual.
Seguido por Empiria (Hernán Lacunza) con el 217% interanual. Por otro lado, hay consultoras que marcan un descenso muy marcado de la inflación de 150% interanual como Eco Go (escenario optimista), banco BBVA de 155% y la consultora FyMA (Fernando Marull) de 168,3% – ambas en términos interanuales- . Vale destacar que la inflación de 2023 terminará arriba de 220% y con una inflación de enero de 2024 rondando el 20% mensual.
Dólar Oficial
En lo que respecta al dólar oficial para diciembre de 2024, se observan tendencias divergentes. OJF & Asociados proyecta un valor de $2606, mientras que Barclays, Eco Go y BBVA ofrecen estimaciones más moderadas, con cifras que oscilan entre $1180 y $1483.
Las cifras de las estimaciones del dólar oficial combinadas con los registros de inflación antes mencionados, nos muestran que se espera una “inflación en dólares” elevada para 2024. La evolución del dólar no supera el 100% interanual mientras que la inflación está entre 150/220% en los escenarios moderado.
En resumen, el 2024 se perfila como un año crucial determinado por el éxito o fracaso de un plan de estabilización económico. Dependiendo de su efectividad, se bifurcan dos escenarios contrastantes. En el primero, con un proceso de “desinflación” en la segunda mitad del año, acompañado de una recesión en forma de “V”, caracterizada por un incremento del dólar por debajo de la tasa de inflación. Por otro lado, en caso de que el plan de estabilización no lograra consolidarse, se presenta un escenario de mayor incertidumbre, con una persistente tasa de inflación que difícilmente desciende de dos dígitos mensuales. Este contexto se ve agravado por una contracción significativa del consumo y una recesión más profunda.