El esquema cambiario de cepo y un crawling-peg de 2% mensual (o bajando al 1% mensual en 2025) continuará hasta la elección de octubre próximo. La pregunta que todos se hacen es cómo cerrará la cuenta de dólares el próximo año con este nivel de dólar oficial y con reservas netas negativas actualmente en -5.300 millones de dólares. Analicemos el balance de pagos -cambiario- para ver qué cuentas aportan los dólares que consume la economía argentina.
El balance de pagos cambiario, que publica mensualmente el Banco Central, refleja todas las transacciones económicas realizadas entre los residentes de un país y el resto del mundo. Estas transacciones incluyen el comercio de bienes y servicios, los movimientos de capital y las transferencias financieras.
Así, el Balance de Pagos de un país se desagrega en dos grandes cuentas:
- Cuenta corriente:
- Balanza comercial de bienes (cobro de exportaciones menos pagos de importaciones de bienes).
- Balanza de servicios (incluye transacciones relacionadas al turismo, transporte y servicios financieros).
- Intereses de la deud
- Giro de utilidades y dividendos
- Cuenta financiera o de capital:
- Inversión extranjera directa
- Inversión en cartera
- Préstamos internacionales y otros flujos financieros
- Formación de activos externos (compra o venta de dólares para atesoramiento de los residentes del país).
El principal ingreso “genuino” de divisas de la economía es la balanza comercial. En los primeros 10 meses de 2024, el balance cambiario de bienes (exportaciones menos importaciones de bienes) fue superavitario por U$S 18.002 millones.
Este resultado se explica por dos motivos principalmente. Por una parte, las exportaciones se beneficiaron por el salto devaluatorio de diciembre de 2023 (de $360 a $800 por dólar) y por el “dólar blend”. Por el lado de las importaciones, la recesión tan fuerte en la primer parte del año que provocó una fuerte caída de las compras del exterior. Además, en 2023 muchas empresas se habían sobre stockeado ante una inminente devaluación. Por último, la cuotificación del pago de importaciones (en 4 cuotas hasta agosto) permitió que el balance comercial sea muy superavitario.
Sin embargo, a medida que el dólar oficial se fue atrasando con la dinámica de los precios y el crawling del 2% y se fue normalizando el pago de importaciones, el superávit de bienes se redujo notoriamente.
Hasta may, el promedio mensual del superávit de bienes fue de U$S 3.031 millones de dólares. Mientras que entre junio y octubre se achicó a U$S 640 millones.
En los primeros 10 meses de 2024, el balance de servicios, explicado principalmente por el turismo, fue deficitario en U$S 3.819 millones. La cuenta de servicios suele reaccionar mucho más rápido a la dinámica del dólar oficial. Es decir, cuando se profundiza el “atraso” cambiario la cuenta se hace fuertemente deficitaria (ver gráfico). En 2017, con un fuerte atraso cambiario y sin cepo, durante la gestión Macri, el déficit de divisas por turismo y consumo en el exterior con tarjeta de crédito superó los U$S 10.000 millones (acumulado últimos 12 meses).
La cuenta de pagos de intereses de la deuda es el rubro que explica la mayor parte de los egresos de dólares en 2024: U$S 10.234 millones entre enero y octubre. Por último, la cuenta de giro de utilidades y dividendos fue marginal ya que todavía opera ahí el cepo cambiario.
En resumen, durante los primeros 10 meses de 2024, la cuenta corriente fue superavitaria por U$S 3.270 millones. Sin embargo, se distinguen dos etapas bien marcadas. Hasta mayo, la cuenta corriente acumuló un superávit de U$S 9.161. Mientras que entre junio y octubre fue deficitaria en U$S 5.441 millones.
Veamos ahora qué pasó con al cuenta capital del Balance de Pagos. Durante los primeros 7 meses de 2024, hubo egresos netos de capitales por U$S 4.260. Mientras que en los siguientes tres meses (agosto-octubre), gracias al efecto blanqueo, hubo ingresos netos de dólares financieros por U$S 4.840 millones.
Al interior de la cuenta capital, se destaca que la “Formación de activos externos” (que incluye el atesoramiento de billetes y divisas de empresas y personas humanas) revirtió su habitual signo negativo. Así, entre enero y octubre, los argentinos sacaron dólares del “colchón” y los ingresaron al sistema por U$S 2.017 millones.
Además, hubo una disparada en el aporte de préstamos en dólares que tomaron las empresas privadas (y liquidaron al dólar oficial). Esto se refleja en al cuenta “Otros préstamos financieros del exterior y títulos de deuda” por U$S 2.540 millones.
Con la fuerte suba que experimentaron los depósitos en dólares por el “blanqueo” de capitales, es esperable que el ingreso de dólares por esta vía se potencie, con el incremento del stock de créditos en dólares del sistema financiero.
Pasando en limpio. Durante la primer parte del año (hasta mayo), la economía argentina generaba más dólares de los que gastaba, lo cual se reflejaba en el fuerte superávit de la cuenta corriente del balance de pagos. Sin embargo, entre junio y octubre esa situación se revirtió y la economía gastó más dólares de los que generó. Así el déficit de cuenta corriente del balance de pagos de la segunda parte del año fue financiado por el ingreso de dólares por la cuenta capital, principamente motorizados por el “efecto blanqueo”.
Actualmente, las reservas netas del Banco Central, descontando el swap chino, los encajes de depósitos en dólares, Sedesa y Bopreales, se encuentran en rojo por U$S 5.300 millones.
Si se mantuviera el crawling peg del 2% mensual (o menor) hasta las elecciones de octubre de 2025, aún contando que la balanza comercial (de bienes) mantuviera un superávit por el impulso de las exportaciones de energía (vía el aporte de “Vaca Muerta”), el probable que la cuenta corriente continúe deficitaria.
Bajo ese escenario, los dólares necesariamente deberían ingresar por la cuenta financiera o de capital. Dicho de otro modo, el funcionamiento de la economía dependerá del ingreso de divisas del sector privado, ya que el Gobierno anunció que evitará volver al mercado de crédito hasta tanto el riesgo país no sea significativamente menor. Esa sería la única manera de financiar el crecimiento de la economía del año próximo y evitar un deterioro mayor de las reservas del Banco Central, lo cual podría derivar en un aumento de las expectativas de devaluación.