Artículo publicado en El Cronista Comercial el 25.11.15
Shock en materia cambiaria. Gradualismo a la hora de recortar subsidios económicos (energía y transporte) o trazar un sendero para reducir el déficit fiscal. “El cepo se termina el 11 de diciembre, yo siempre lo dije”, aseguró.
“¿Quiere decir que el 11 de diciembre no va a haber más dólar ahorro o dólar turístico?”, le pregunté.
“No. Va a haber un único dólar para todos. El cepo ya no tiene sentido porque dejaron pelado el Banco Central. No hay más dólares. El cepo fue un error gravísimo, pero podía tener algún sentido si hubiera todavía u$s 20.000 millones, o u$s 10.000 millones en el Banco Central. Hoy no dejaron nada. Qué dólares se van a cuidar con el cepo si ya no quedan dólares: ni para las importaciones, ni para el dólar ahorro, ni para nada. Cuando va un importador a pedir dólares le dicen no tengo. Así la economía está parada y nosotros queremos expandir la economía”, contestó, categórico.
“Una suba del dólar oficial puede implicar más inflación cuando usted se comprometió a bajar la inflación el año próximo”, insistí.
Hay un descontrol en la formación de precios de esta economía. Nadie sabe ni siquiera cuál es la inflación real. Nosotros vamos a blanquear los números y nos vamos a sentar con empresarios y sindicalistas, en quienes confío y tengo una muy buena relación, para generar expectativas para bajar la inflación.
–¿Un pacto social?
–Si lo quiere llamar un acuerdo o un pacto social, lo puede llamar así.
La posición de levantar el cepo el 11 de diciembre, que Macri parece haber decidido, será una de las primeras medidas de su Gobierno, es sostenida desde un principio por Alfonso Prat Gay, el hombre que diseñaría la política macroeconómica.
Rogelio Frigerio y Hernán Lacunza, designado ministro de Economía de Maria Eugenia Vidal, defendían la idea de una salida gradual hasta tanto no hubiera un nuevo Banco Central. La dupla Frigerio-Lacunza, con el aval de Marcos Peña, futuro jefe de Gabinete, siempre fue más cauta. Preferían, antes de hablar de una eliminación del cepo, apuntalar las reservas con un paquete de financiamiento de u$s 20.000 millones, mediante diversos instrumentos: canjear por dólares el swap de yuanes con China, abrir un swap de monedas con Brasil, y emitir bonos de deuda nacional, provincial y de YPF, entre otras variantes.
La liberación inmediata del cepo, por supuesto, no incluiría a los ‘stocks’: ni los dólares adeudados por el Central a los importadores (de mínima se estiman unos u$s 4000 millones), ni las utilidades y dividendos no remesados desde 2012 por las multinacionales a sus casas matrices (otros u$s 12.000 millones). En ambos casos se consolidarían con bonos en dólares que cotizan en el mercado.
Si el presidente electo cumpliera el 11 de diciembre con la promesa de unificar el tipo de cambio, ¿cuál sería el nuevo dólar oficial de equilibrio? Los economistas de Macri creen que el techo debería ubicarse alrededor de los 14 pesos del contado con liqui, el dólar legal más caro en la actualidad, pero podría ser más bajo si el ingreso de dólares fuera mayor. Implicaría una suba del orden del 30 a 40%, siempre suponiendo que en esos valores apareciera una oferta de dólares que estabilizara la cotización. En cualquier caso, la tasa de interés debería ser bastante más alta que la actual, para recrear la demanda de moneda nacional, en una economía inundada de pesos y con pocos dólares en los bancos.
El nuevo tipo de cambio, más el anuncio inmediato de la eliminación de retenciones para trigo, maíz y economías regionales, y la baja de 5 puntos en la soja, sería la señal para que los productores agropecuarios vendieran entre 8 a u$s 10 mil millones, que hoy acopian a la espera de las nuevas reglas de juego. Pero la gran apuesta es que una parte de los u$s 50.000 millones en cajas de seguridad o en los ‘colchones’ vuelvan al sistema.
Aún en ese ‘escenario ideal’, el interrogante clave sería entonces cuánto de la devaluación se traduciría en una mayor inflación. Prat Gay y Federico Sturzenegger dicen que los precios de la economía están fijados a un valor del dólar cercano al paralelo, con el argumento de que las empresas ya se cubrieron con un dólar más alto para reponer stocks ante las trabas para acceder al dólar oficial. Sin embargo, el riesgo de un salto inflacionario en el verano persiste, si se considera que este año se realizaron más de u$s 50.000 millones de importaciones al tipo de cambio oficial y otro tanto de exportaciones.
Tal vez el riesgo para Macri no sea la falta de dólares. El mayor riesgo es que se vuelva a disparar la inflación -como le ocurrió a Kicillof el año pasado- para un Gobierno que tendrá al kirchnerismo en la oposición.