En los últimos días, la crisis cambiaria se agravó y la desconfianza en la política económica del Gobierno sigue en aumento. En este contexto, aumentan las probabilidades de una “colisión económica” si no hay un “golpe de timón” en materia económica.
El Presidente Fernández empoderó al Ministro de Economía. Guzmán le ganó la pulseada al titular del BCRA. Y es quien tiene disposición plena de la “botonera” para el manejo de la economía.
Por ahora tenemos un “super ministro” pero con “mini- medidas”. Las decisiones que impulsó Guzmán fueron muy pequeñas respecto al tamaño del problema y la desconfianza existente. Por ello, no sirvieron para contener la disparada del “dólar blue” y los “dólares alternativos” que volvieron a batir récords.
El “dólar blue” llegó a $195, subió 17 pesos en la última semana, amplió la brecha cambiaria (con el dólar mayorista) a 149% . El “contado con liquidación”, pese a la fuerte intervención del BCRA y ANSES mediante venta de bonos en el mercado bursátil, cerró en $168,8 (había tocado los $181), acumula una suba 126,9% en lo que va de 2020. Mientras que el “dólar bolsa” cerró en $155 con “picos” de $163.
Este nivel de “brecha cambiaria” no solo lleva a la retención de liquidación de los agro-dólares de las cerealeras y la anticipación del pago de importaciones, como lo hemos comentado anteriormente, imposibilitando al BCRA comprar los dólares del superávit comercial.
También está distorsionando a tal punto el mercado cambiario que genera efectos directos en la dinámica del comercio exterior . Caen las exportaciones y se disparan las importaciones. Por ello, el superávit comercial se derrumbó un 66% en septiembre pasado, respecto del mismo mes de 2019.
En segundo lugar, la “brecha cambiaria” está dejando sin referencia de precios a sectores de la economía que dependen de insumos y productos importados. Algunos rubros ya comienzan a tener faltante de stock o desabastecimiento. Y otros ya están remarcando precios o prefieren no vender sus mercaderías hasta conocer el valor de reposición de los productos en medio de una disparada de las expectativas de devaluación.
La tercera señal de alarma, como consecuencia de la súper brecha, es lo que empezó a suceder con los depósitos en pesos.
En las últimas semanas se observó un estancamiento en el ritmo de crecimiento del stock de los plazo fijos en pesos. Pese a que el BCRA fue subiendo muy lentamente la tasa de interés. Entre mayo y mediados de septiembre, la estrategia del BCRA de aumentar el rendimiento en depósitos a plazo en moneda local, junto con el cepo, permitió un incremento en el stock de plazos fijos del sector privado en 39%. Y evitó una mayor dolarización de ahorros.
Sin embargo, a partir de la imposición del “super cepo” el stock de depósitos a plazo fijo subió sólo 1,1% (entre el 16/09 y 21/10 – último dato oficial-) muy por debajo del rendimiento promedio mensual y marcando una caía fuerte en términos reales frente a una inflación el mes pasado de 2,7%. Es decir que hay ahorristas que no están renovando sus colocaciones en pesos.
En especial, los depósitos minoristas (menor a un millón de pesos) bajaron 1,1% ,entre el 16/09 y 21/10 (último dato disponible)ñ En tanto, el stock de depósitos a plazo fijo mayoristas ( de más de un millón de pesos) subió 2,4%.
Hay 1,9 billones de pesos en depósitos a plazo fijo (equivalente a 10.000 millones al dólar blue) que si intentan cubrirse en moneda dura aumentarían notablemente la brecha cambiaria entre el dólar oficial y los “dólares alternativos” en blanco (dólar bolsa y contado con liquidación) y en el mercado informal (el blue).
En lo que va de octubre, con el “super-cepo” y tras los últimos anuncios del ministro de Economía, Martín Guzmán, el BCRA acumula ventas de dólares en el mercado de cambios por u$s 679 millones (hasta el 20/10 –último dato oficial). razón de u$S 52 millones diarios.
Vale señalar, que las reservas netas en el BCRA (sin incluir Swap de monedas con China, encajes bancarios, depósitos del Gobierno y préstamos con organismo internacionales) son apenas u$S 5.172 millones (al 23/10, último dato oficial). Incluido en ese monto de U$S 3.750 millones en oro. En pocas palabras, el poder de fuego disponible del BCRA es muy escaso.
En este contexto, el Gobierno cuenta con muy poco margen de acción para revertir la situación. Ya no hay espacio para medidas de “sintonía fina” para un problema grueso: la falta de confianza y la incertidumbre total respecto de los próximos pasos de la política económica.
Los episodios en la historia económica argentina en que la brecha cambiaria superó el 150%, el país se sumergió en crisis muy profundas con altísima inflación (por ejemplo, 1975 “Rodrigazo” y en la hiperinflación de 1989)
Por ello, son claves los próximos movimientos del equipo económico para controlar la crisis. En el Gobierno parece prevalecer el “plan aguantar” o “vamos viendo”: intentar tender un puente hasta lograr un nuevo acuerdo con el FMI y/o aumente la oferta de dólares de la soja a partir de marzo.
Pero esa estrategia de “más de lo mismo”, eleva la probabilidad de un ajuste “por las malas” con una devaluación desordenada. En ese caso, el “fogonazo” inflacionario sería muy importante y desequilibrante para una economía sumergida en una de las mayores recesiones de la historia.
Es fundamental que Guzmán con buena llegada a la titular del FMI, Kristalina Georgieva, acelere la negociación con el organismo internacional. Y se acuerde un programa con un sendero de convergencia fiscal y de reducción de la emisión monetaria en una economía en la que sobran pesos y faltan cada vez más dólares.
Si el Gobierno no marca un rumbo económico para los próximos 3 años con un plan económico integral (fiscal y monetario), el ajuste cambiario será mayor e inevitable. En ese escenario, el ritmo de la aceleración inflacionaria es difícil de calcular en este momento.