Los créditos UVA, indexados por inflación, han sido un excelente instrumento para revivir el crédito hipotecario en Argentina. El año pasado llegaron a los 55.000 créditos y sólo en los primeros dos meses de este año ya superaron los 25.000 créditos. Hoy los créditos otorgados superan los 100.000 millones de pesos, un nivel superior a cualquier año de la era K e incluso comparable con los años en que había crédito hipotecario en las épocas de la Convertibilidad.
El sistema UVA, de ajuste por inflación de la cuota y el capital, permite justamente que muchas familias que antes por sus ingresos no podían acceder a un crédito hipotecario ahora sí puedan hacerlo. Según las cifras oficiales, con los UVA unas una tasa del 5% hoy acceden a los préstamos hogares con ingresos promedio de 27.500 pesos. Mientras que con el sistema tradicional de cuota fija, o variable, suponiendo hoy una tasa fija del 20% (casi imposible de conseguir) el ingreso mínimo requerido a esa familia sería de 68.000 pesos. Así, mientras que para los créditos UVA se identifica un universo potencial de tomadores de más de 5 millones de hogares, para los préstamos hipotecarios tradicionales ese número se reduce a solo unas 250.000 familias.
Sin embargo, el problema no son los créditos UVA sino la inflación. Y mientras la inflación siga en niveles muy elevados es bueno tener en cuenta cuáles son los riesgos de tomar el crédito. En especial, porque a diferencia de los préstamos en pesos que existieron hasta ahora, la deuda, ni las cuotas, se licuan con la inflación como en el pasado.