Como ya expresamos en otro informe, en los próximos días será clave monitorear tres variables para evaluar los resultados de las últimas medidas de restricción para la compra de dólares: nivel de reservas, brecha cambiaria y depósitos en dólares (Ver súper cepo: las 3 variables a monitorear). En el caso de los depósitos en dólares es una preocupación adicional la demora en la instrumentación de las nuevas medidas que en la práctica generaron que, desde el miércoles pasado, nadie pueda comprar dólar ahorro por Home Banking.
Los bancos dicen que la Anses le debe dar acceso a la base de datos del organismo para chequear si unos 13 millones de personas (entre los que cobran el IFE, AUH y otros planes sociales) están entre los compradores por Home Banking y así denegarles la operación, como establecen las nuevas normas del BCRA. Y que si el Gobierno pretende que sean los bancos los que chequeen uno por uno los datos de los compradores en la web de la Anses, eso no puede realizarse por Home Banking sino personalmente en los bancos cuando hoy no tienen habilitada la ventanilla presencial para la venta de dólares. Como sea, si esta situación no se resuelve en los próximos días y se mantiene en la práctica la imposibilidad de comprar los 200 dólares en los bancos, en octubre lo más probable es que se dispare todavía más el dólar blue.
Pero esta incertidumbre, a su vez, alienta todo tipo de rumores sobre los depósitos en dólares, que la semana pasada descendieron (suavemente) después de dos meses de estabilidad. Todavía queda unos U$S 17.350 millones de depósitos en los bancos y nadie quiere que la corrida al dólar se transforme en una corrida bancaria. Si la gente empieza a retirar nuevamente los dólares de los bancos para llevarselos a las cajas de seguridad o al “colchón” las reservas del Banco Central seguirían cayendo y se potenciarían todavía más las expectativas de una nueva crisis cambiaria.
La otra variable a seguir de cerca en las próximas semanas es la evolución del stock de depósitos en plazos fijos en pesos.
Si los ahorristas en moneda local no renuevan los depósitos a plazo fijo, con un crecimiento fuerte desde mayo, sería otra señal peligrosa. Existen 1,9 billones de pesos en depósitos a plazo fijo (equivalente a 13.500 millones al dólar blue) que si intentan cubrirse en moneda dura aumentarían notablemente la brecha cambiaria entre el dólar oficial y los “dólares alternativos” en blanco (dólar bolsa y contado con liquidación) y en el mercado informal (el blue).
Al respecto debemos recordar que el BCRA estableció, a partir del primero de agosto, una tasa de interés mínima para los depósitos a plazo fijo (menores a un millón de pesos) de 33% anual. La autoridad monetaria fijó el rendimiento de los plazo fijos minoristas al equivalente del 87% de lo que los bancos reciben por la colocación en Letras de liquidez (Leliqs) -38% anual- . La medida apunta a evitar que se profundice la “dolarización” de ahorros.
Esta estrategia del BCRA de aumentar el rendimiento en depósitos a plazo en moneda local, junto con el cepo, permitió un incremento en el stock de plazos fijos del sector privado en 38,8%, entre mayo y septiembre (último dato al 16/09) .
En especial, los depósitos mayoristas (de más de un millón de pesos) crecieron más fuertemente que los depósitos minoristas. Según los datos publicados por el BCRA, entre el 01/05 hasta el 16/9 (último dato disponible) el stock de depósitos a plazo fijo subió en $ 543.360 millones. Pasó de $1.401.868 millones a $1.945.191 millones.
El stock de depósitos a plazo fijo de más de un millón de pesos subió en $408.067 millones -entre el 01/05 y el 16/09- , un incremento del 45,9% en apenas 4 meses y medio.
Mientras que, en el mismo período, el stock de depósitos a plazo minoristas (menor a un millón de pesos) aumentó $ 135.293 millones. Pasó de 513.168 millones de pesos a 648.461 millones de pesos. Una suba de 26,4%.
En resumen, si los ahorristas optaran por no renovar los depósitos a plazo fijo se podría recalentar aún más la brecha cambiaria en el corto plazo.
Sin embargo, el BCRA aun tiene la opción de aumentar la tasa de interés de referencia o la tasa de interés mínima para depósitos a plazo para hacer más atractivo el rendimiento en pesos. Y así evitar una “dolarización” que terminaría ampliando la brecha y las expectativas de devaluación del tipo de cambio oficial.