El crédito para consumo (tarjetas, personales, prendarios) registra –en términos reales, descontada la inflación– 8 meses consecutivos de caída. Y la estrategia del Banco Central de acelerar la política contractiva –retirar pesos de circulación— para con una tasa de interés de referencia más alta (subió de 44% a mediados de febrero a casi 52% hoy) tratar de contener al dólar puede profundizar la tendencia.
Los datos muestran que el ajuste del crédito en esta recesión es mayor a los de las dos recesiones anteriores, en 2014 y 2016. Porque en esta ocasión se partía del escenario 2017 y los primeros meses de 2018 en el que la fuerte expansión del crédito fue uno de los principales motores del consumo (ver gráfico) y también del mercado inmobiliario. En febrero, el financiamiento vía tarjetas de crédito se contrajo al 4,3% mensual –siempre en términos reales. Y muestra una caída del 18,5% desde los picos de financiamiento de principios de 2018.