Los técnicos del Fondo Monetario Internacional creen que Argentina va a caer en recesión en los próximos meses. Lo habían expresado por escrito en el comunicado que se difundió desde Washington el jueves pasado, el día en el que se anunció el acuerdo. Sin embargo, ese párrafo fue suprimido de la declaración oficial de Christine Lagarde por el jefe de Comunicación del FMI, tras consultas con el Gobierno argentino.
El comunicado original difundido para la región en castellano sufrió diversas correcciones menores de estilo, como consecuencia de la traducción del inglés, o de semántica en la redacción (ver facsímil del borrador). Pero también se eliminó una frase de alto voltaje político, que expresaba el pensamiento del staff del FMI sobre lo que podría ocurrir en los próximos meses.
El documento decía que “si las condiciones sociales empeoran, la economía se desacelera o el desempleo sube más rápido de lo previsto actualmente, existen disposiciones para incrementar más la asignación presupuestaria dedicada a las prioridades sociales”. Pero en el texto final se decidió suprimir la frase “la economía se desacelera o el desempleo sube más rápido de lo previsto actualmente”.
El contenido económico fue redactado por Nigel Andrew Chalk, director adjunto del FMI para el Hemisferio Occidental, el número 2 del mexicano Alejandro Werner en ese Departamento del organismo que monitorea el caso argentino. Chalk es un economista clave: fue jefe de la misión del FMI para Estados Unidos (donde nadie le presta atención al Fondo) y también para China, y mantiene línea directa con Roberto Cardarelli, el jefe de la misión para Argentina. Expresa la visión del staff técnico del organismo.
En el documento de Google-Drive sobre el que se redactó el borrador del comunicado se puede ver que Nigel Chalk sólo efectuó algunas modificaciones menores. Como ser el cambio de orden de algún párrafo. Al igual que Verónica Masoller, funcionaria del área de comunicaciones. Fue Raphael Anspach, director de comunicaciones del FMI para Latinoamérica y el Caribe, el encargado de “borrar” (en el documento se lee la orden de “delete”) el párrafo en cuestión. Anspach revista en el Fondo desde 2010 y es uno de los profesionales de Washington más reconocidos en el área de comunicación institucional. Jamás hubiera eliminado esa línea sin una orden expresa de Cristine Lagarde, o del Directorio del organismo, donde pesa la política. No era muy atinado desde el punto de vista político, en el primer comunicado oficial sobre el acuerdo, mencionar la posibilidad de una suba del desempleo “más rápido de lo previsto”.
Los técnicos del FMI creen que se vienen meses duros para la economía argentina, meses de caída en el nivel de actividad. De hecho, forzaron a Nicolás Dujovne a elaborar todas las cifras fiscales con el supuesto de que este año la economía crecería apenas 0,4%. Como el crecimiento en el primer trimestre superó el 3% (el EMAE, una aproximación del PBI, arrojó 3,5%, comparado con igual período del año anterior) es fácil inferir que el Fondo espera caídas del PBI para los próximos trimestres. Si el segundo trimestre –cuando pegó fuerte la baja de la cosecha por la sequía— diera cero, entonces el segundo semestre del año debería mostrar una caída de la actividad de alrededor de 2% para cerrar el año con un “crecimiento” de 0,4% como pronostica el FMI. Si el segundo ya mostrara una caída de hasta 0,8%, entonces el tercer y cuarto trimestre deberían seguir en el tobogán, pero a menor ritmo: -0,5 y -0,2%, respectivamente.
De cualquier manera, no hay forma de que se cumpla la proyección de 0,4% que sostiene el staff técnico del FMI si no se prevé una recesión hasta fin de año.
El número de 1,4% de crecimiento que defendió Dujovne en la conferencia de prensa en la que anunció el acuerdo es algo más optimista. Para llegar a ese número, si el segundo trimestre diera cero o algo positivo, entonces la caída del PBI en el segundo semestre debería rondar el 1%. Si el segundo trimestre ya mostrara un descenso importante, el tercer trimestre también sería negativo, pero Dujovne podría esperanzarse con alguna recuperación hacia fin de año.
Con esos datos en mente, es lógico que los técnicos del FMI escribieran que “si la economía se desacelerara o el desempleo subiera más de lo previsto actualmente” se gatillaría la clausula social que permite al Gobierno argentino flexibilizar en 0,2% del PBI (unos $ 30.000 millones) las estrictas metas fiscales para destinar más fondos al gasto social. Todo parece indicar que para ellos es lo que sucederá.