Guzmán dice que no habrá salto cambiario: si “convenció” al FMI, qué margen hay del dólar real

En 2020 el Gobierno mantuvo alineado el dólar y la inflación eso permitió que prácticamente se mantenga en el mismo nivel el “dólar real”. En cambio, en 2021 el “objetivo electoral” llevó al Gobierno a “atrasar” al dólar oficial frente a la inflación, que se instaló arriba del 50% anual. Para 2022 no se puede repetir la misma “receta”. No sólo porque es inadmisible dentro del acuerdo con el FMI, sino porque ya no hay “colchón cambiario” de competitivdad para seguir postergando el ajuste. El titular del Banco Central, Miguel Pesce, comenzó a mover lentamente el “dólar oficial” pero aún “corre” por debajo de la inflación.

El BCRA tiene la necesidad de ir “desatrasando” la cotización del “dólar oficial” (actualmente en $105,5 por dólar en el mayorista) para ganar competitividad del tipo de cambio y además porque es una exigencia del FMI en el marco del entendimiento con el organismo internacional. Intentará achicar la “brecha cambiaria”, algo fundamental para la acumulación de reservas en el BCRA exigida por el FMI, acelerando el “crawling peg” del oficial y tratando que la firma del “nuevo programa económico” con el Fondo le fije un techo, en términos reales, a los dólares libres.

El ministro Guzmán, tras dar a conocer el entendimiento con el FMI, afirmó que descarta un salto cambiario en el “dólar oficial”. De concretarse este sendero gradualista para el dólar sería toda una novedad para las experiencias de acuerdos firmados con el FMI en los últimos años por países con cepo (controles de capitales) y brechas cambiarias elevadas, como es el caso argentino.

Hasta marzo del 2021, el dólar oficial se movió en línea con la tasa de inflación. Sin embargo, tras la fuerte aceleración de la inflación en marzo, a partir de abril empezó a usarse el dólar oficial como “ancla” nominal (el dólar oficial subió apenas al 1,2% mensual- promedio- entre abril y noviembre), en un intento por ponerle un techo a la disparada de precios. Sin embargo, la inflación no cedió y terminó en 50,9% anual frente a un “dólar oficial” que solo subió un 23,2%.

Así, en términos de atraso cambiario, el año 2021 fue uno de los años de mayor atraso en el tipo de cambio.

Una forma de medir la magnitud del atraso, o si el dólar esta caro o barato y si está en un nivel competitivo o no, es utilizando el llamado “dólar real”.

Para ello, tomamos la cotización del dólar en distintos puntos del pasado y lo traemos al presente adicionándole la inflación en Argentina y ajustándolo con los precios (tipo de cambio e inflación) durante el período de los principales “socios comerciales” (Estados Unidos, Europa, Brasil y China).

Como se observa en el gráfico el “dólar real” experimentó la segunda mayor apreciación desde al menos 1997 . Y el mayor atraso cambiario desde el año 2008.

Cayo 15,8% en términos reales en 2021 (detrás de la caída de 2008 que fue de casi 17%). Así, el “dólar real” tuvo la mayor apreciación en años electorales desde 1997.

Veamos en una perspectiva más histórica en qué nivel se encuentra el dólar (mayorista) de hoy de 105 pesos:

El dólar de pico de crisis de 2002, tras el estallido de la Convertibilidad, cuando el dólar alcanzó un máximo de 4 pesos, en junio de 2002, equivaldría a unos 203,4 pesos a valor actual.

— El actual nivel de dólar oficial real está todavía lejos del dólar “recontra alto“ de la presidencia de Néstor Kirchner, entre 2003 y 2007. Aquel dólar nominal de 3 pesos en promedio, ajustado por inflación a los valores de hoy, equivaldría en la actualidad a un dólar de 163,8 pesos.

— El dólar de Cristina Fernández al inicio de su primer mandato (diciembre de 2007) era de 162,8 pesos actuales, un dólar también muy competitivo. Pero en diciembre de 2011 cuando impuso el cepo tras ganar su reelección, el dólar ya se había atrasado fuertemente: a valores de hoy equivaldría a un dólar de 113 pesos, muy similar al valor actual del oficial.

— Sin embargo, hubo momentos de dólar “híper-atrasado”. En diciembre de 2015, cuando Cristina dejó el poder, el atraso era mucho mayor: el dólar oficial de entonces (9,80 pesos) equivaldría a un dólar real a valores de hoy de 77,2 pesos.

— Tras la devaluación al inicio de su mandato (que llevó el dólar en febrero de 2016 a 105,5 pesos a valores de hoy, un dólar similar al actrua), Mauricio Macri volvió a exagerar el atraso cambiario y en diciembre de 2017 (tras la elección legislativa de medio término) el dólar real a valores de hoy cotizaba en 89 pesos, sin cepo cambiario.

En pocas palabras, el dólar en 105 pesos no es ni un tipo de cambio “súper atrasado” como noviembre de 2015 o diciembre de 2017: pero tampoco es un dólar alto tan competitivo como el que tuvo el primer mandato de Néstor Kirchner.

Para el año 2022, el BCRA tendrá la tarea de “corregir” el atraso cambiario y en su estrategia es hacerlo “gradualmente”. En enero pasado el dólar solo subió 2%, mientras que la inflación fue cercana a 4%, según distintas estimaciones privadas.

Sin embargo,pese a que el dólar oficial volvió a subir la mitad que los precios, la competitividad-precio respecto a los países vecinos con los que comerciamos no se deterioró. En el último mes, los principales socios comerciales apreciaron nominalmente sus monedas (el dólar bajo en esos país), lo cual dio cierto margen al BCRA frente al “stress cambiario”. Dicho de otro modo: si los países de la región continuaban en un sendero de devaluaciones, como ocurrió durante la segunda mitad del año pasado, la situación sería mucho más complicada.

Durante el mes de enero el dólar en Brasil llegó a cotizar casi 5,7 reales en el inicio del mes y terminó en 5,2 reales. Es decir, tuvo una apreciación 7,4%. Algo similar ocurrió con el Peso Chileno que se apreció nominalmente un 6,2%.

La apreciación del real en Brasil sobre todo –la caida del dólar frente al real– ofrece algo de espacio al BCRA a la espera de la firma y la aprobación en el Congreso del acuerdo con el FMI para empezar una aceleración del crawling-peg, al menos, totalmente en línea con la inflación. Todo ello, siempre y cuando, el compromiso que Guzmán asegura haber conseguido del FMI -de que esta vez no exigen un ajuste cambiario rápido– sea cierto.