La escalada de la batalla comercial entre Donald Trump y su par Chino ,Xi Jinping, en los últimos días empieza a afectar más a la Argentina. Los dos gigantes se pelean y pueden complicar el panorama local. En principio las amenazas de imponer más aranceles a los productos chinos de Trump tuvo su respuesta desde oriente. China anunció que aumentará los aranceles impuestos a unos 60.000 millones de dólares en represalia a esa medida. No se descarta que esta situación pueda arrancar en algún momento una “guerra de monedas”.
China, al depreciar a su moneda, el yuan, abarata los bienes y genera que el resto de los países tengan que hacer lo mismo para mantenerse competitivos. Una guerra de monedas, es aún más peligroso que los aranceles (bilaterales). Ya que se sabe cuándo arranca pero no cuando (ni cómo) termina. Esto afecta en términos de competitividad a todos los países emergentes.
Si el Yuan se devalúa, abarata los bienes que vende el gigante asiático al resto del mundo. Esto obliga a una efecto sobre las monedas en países emergentes, incluido el peso argentino. Por ello, las presiones al alza del dólar en argentina continuarian. En los últimos 2 meses el tipo de cambio en China pasó 6,70 a 6,86 yuanes por dólar (+2,4%). Hace un año cotizaba en 6,3 yuanes por dólar. En los últimos 12 meses el dólar subió 8,8% en China, es decir, el yuan se depreció.
En lo financiero, la incertidumbre global ante la pelea comercial EEUU–China se refleja en un “vuelo a la calidad” (“fly to quality”). Los capitales compran activos financieros que creen más seguros, libres de riesgo. Así aumenta la demanda por bonos del Tesoro de EE.UU, mientras se retiran de los países emergentes donde hay mayor vulnerabilidad. Países como Argentina y Turquía con recientes crisis, sufren más que el resto. Un problema adicional para los bonos argentinos que ya sienten el golpe de la incertidumbre electoral y las dudas sobre la capacidad de repago de la deuda. Con un riesgo país encima de los 900 puntos, cualquier factor que aliente de la venta de los bonos argentinos complejiza aún más el panorama.
También se ven afectados los precios de las “commodities”, es decir, de las materias primas. Lo que más preocupa a la administración Macri es la caída en el precio de la soja, el producto clave de exportación y de generación de divisas del país. Por estos días el precio en el mercado de Chicago está en el mínimo de 10 años, se ubica en los 300 dólares por toneladas.
China ha recortado las compras de soja a EE.UU. Argentina cuenta con una cosecha de soja record que será 44% mayor a la del año anterior (en cantidades), pero los precios no acompañan como se esperaban. Algunas estimaciones ya hablan de una pérdida de U$S 3000 millones en ingreso de divisas al país, con el consecuente impacto también en una menor recaudación por retenciones.
La debilidad del yuan también provoca una caida de las reservas internacionales del Banco Central. El swap (intercambio de divisas entre los Bancos Centrales) que tiene Argentina con China, está denominado en yuanes (hoy equivale a 19.600 millones de usd). Por ello, una depreciación de la moneda China se refleja como una caída en dólares de las reservas del BCRA.
Un especialista sobre la política de Estados Unidos , Sebastian Marill (CEO de Fin.Guru) afirma que “ni Xi Jinping ni Donald Trump están interesados en apurar un acuerdo comercial. Hoy, China crece al 6,4% y EE.UU. al 3,2%. El desempleo norteamericano se encuentra en los niveles más bajos de los últimos 50 años y la inflación está desaparecida”.
Dicho de otro modo: la resolución de este problema puede extenderse en el tiempo. La paciencia de los Gobiernos de las 2 potencias mundiales contrasta con la impaciencia local a la hora de las definiciones electorales. Argentina necesita buenas noticias y cuanto antes, que despejen el panorama global. La extensión en el tiempo de este conflicto, agudizaria los problemas locales. Principalmente, a la estabilidad cambiaria que es la variable que depende la suerte del oficialismo en las próximas elecciones.