Cada vez que le preguntan a María Eugenia Vidal por el contenido de una reunión con Mauricio Macri, la gobernadora siempre minimiza la relevancia de esos encuentros. La previa de su viaje a Villa La Angostura para encontrarse a solas con el Jefe de Estado no fue la excepción. “Entiendo que les parezca raro que haya buena onda entre un Presidente y un gobernador, pero para nosotros es lo normal”, responde en una clara alusión al vínculo sinuoso entre Cristina Kirchner y Daniel Scioli.
Macri y Vidal se reúnen todas las semanas, por lo menos una vez. La gobernadora suele visitarlo en la Casa Rosada, o los sábados por la mañana en Olivos o en la quinta del Presidente, Los Abrojos, en el límite entre Malvinas Argentinas. Cuando las palabras son más urgentes, cruzan llamados y mensajes de WhatsApp. Ahora lo hicieron en medio de la embestida judicial contra un sector del sindicalismo y de la detención de Humberto Monteros y otros dirigentes de la UOCRA de Bahía Blanca, contra los que la gobernadora venía apuntando desde hacía varios meses.
La mandataria provincial se interiorizó en los últimos días sobre la decisión del Ejecutivo de postergar el debate por la Reforma laboral. Esa decisión sorprendió a la gobernadora, que esta semana decidió dar de baja 3 casinos y licitar casi 4 mil máquinas tragamonedas en 7 para los los próximos 20 años. Vidal apuesta a generar consensos políticos, pero descarta que Macri haya decidido dilatar los tiempos por la merma en su aprobación tras la sufrida aprobación de la reforma previsional, que la gobernadora siguió desde el mismo Congreso. "El Presidente jamás especula, el que dice eso, no lo conoce", señala entre sus más íntimos.
Aunque en un principio se especulaba con que a Vidal no la acompañaría ninguna comitiva de funcionarios bonaerenses, finalmente asistió junto al ministro de Hacienda Hernán Lacunza; el de Coordinación y Gestión Pública, Roberto Gigante; el de Trabajo, Marcelo Villegas; y el de Asuntos Públicos Federico Suárez, ladero de Macri durante toda la campaña de 2015. El gran ausente fue Federico Salvai, jefe de Gabinete y mano derecha de Vidal, quien está de vacaciones y se reincorporará en los próximos días.
Con la nueva meta de inflación fijada por Nicolás Dujovne, la gobernadora abandonó su pretensión de negociar paritarias con los gremios entorno al 10%. Ahora, se empeña en cerrar con el techo que ordenó Hacienda y que ya cumplió el disciplinado intendente neuquino Horacio Pechi Quiroga: 16%, sin cláusula gatillo. La oferta no seduce a algunos sindicalistas, que siguen con atención las novedades judiciales de varios de sus pares.
La comitiva bonaerense emprendería por la noche su regreso, salvo la gobernadora que permanecerá una semana de vacaciones junto a sus dos hijas en Cumelén, el mismo y exclusivo barrio privado donde el Presidente se hospeda desde el 25 de diciembre. ¿Extenderá sus vacaciones como hizo el Presidente, que en un principio volvería el 2, luego el 7 y finalmente lo hará este fin de semana? “No, de ninguna manera, mi distrito es la Provincia y no puedo ausentarme más de 7 días. El Presidente gobierna toda la Argentina”, lo defendió entre risas en la intimidad. La gobernadora y el Presidente habían coincidido en el mismo country en agosto pasado junto al empresario Nicolás Caputo, el "hermano del alma" del Jefe de Estado.La reunión se extendió durante casi tres horas. “Todos los números estuvieron sobre la mesa: hablaron de obras, reformas pendientes de Justicia y Seguridad, del plan para urbanizar villas -que financia en parte Nación- y de algunas reformas de modernización del Estado”, adelantaron desde el entorno de la gobernadora.