“Las últimas encuestas publicadas por los principales diarios del país hacen una especie de radiografía de lo que está sucediendo en el escenario electoral. Hubo mucha polémica sobre este termómetro de las encuestas: si es verdadero o no.
La Nación publicó cifras de Poliarquía, que suele ser contratada por el oficialismo. Scioli tiene 37,6% de intención de voto; Macri tiene 30,7% (consolidando los votos de Elisa Carrió y Ernesto Sanz) y Massa queda rezagado con el 18,1% (sumándole los votos de De la Sota). Si efectivamente Scioli saca siete u ocho puntos de diferencia, como afirman las proyecciones de Poliarquía, tiene altas chances en octubre de poder estirarse a diez de diferencia.
Scioli sabe que necesita empezar a sumar con la idea de ganar en primera vuelta. Entonces, ha empezado a seducir al peronismo no kirchnerista y mandó a Karina Rabolini a hablar con los Rodríguez Saá en San Luis, y con De la Sota, en Córdoba; para que, si ellos quedan muy relegados, puedan sumar parte del peronismo no kirchnerista.
Clarín publicó una encuesta realizada por OPSM de Enrique Zuleta Puceiro, que ha encuestado bastante para el oficialismo. Le da a Scioli 35,9%; a Macri 29,1% (consolidando los votos de Elisa Carrió y Ernesto Sanz); y a Massa, 22%. Esta encuesta muestra que va a haber ballotage, más firmemente de lo que mostraba poliarquía. Clarín también publicó la encuesta de Giacobbe, que siempre ha encuestado para candidatos de la oposición. Le da a Scioli 36,1%; a Macri, 32,3%; y a Massa, 18,1%. Claramente hay ballotage. Si hay una diferencia tan pequeña entre el Frente para la Victoria y Cambiemos, hay chances para que Macri fuerce un ballotage o incluso pueda demostrar algún tipo de remontada y pueda salir primero en octubre. Finalmente, la encuesta publicada por Management and Fit de Mariel Fornoni le dan 35,3% a Scioli; 30,5%, a Macri; y 18,1%, a Massa.
Sacando la encuesta de Poliarquía que da la posibilidad de que Scioli pueda desmarcarse y, en octubre, pueda llegar a ganar en primera vuelta, el resto de las encuestas publicadas por La Nación y Clarín dan un escenario de ballotage, en el cual van a ser clave los votos de Massa, si queda afuera. ¿Para quién van a ir esos votos? ¿Para quién va a jugar Massa? ¿Qué diálogo político se va a abrir?
Es evidente que Macri, desde su triunfo ajustado en la Ciudad de Buenos Aires frente a Martín Lousteau, tiene la idea del cambio de discurso, de ir por ese 15%, 30% de la población que no se fanatiza con el kirchnerismo, ni con el antikirchnerismo, ese votante de la avenida del medio, que le pone un techo hoy, pero que lo puede hacer crecer. Scioli ya consolidó a los votantes kirchneristas: ha dado todas las muestras de amor para La Cámpora y para Cristina. Ahora todos se imaginan que va a llegar así al 9 de agosto y que después va empezar a abrir el juego: va a tratar de captar no sólo el voto peronista no kirchnerista, sino hacer una línea de acercamiento con los sectores del massismo y eventualmente, con los independientes que lo ven como alguien que no es del kirchnerismo puro y duro y que si bien es la continuidad del actual modelo económico, quizás puede ir con otras formas distintas a las que ha planteado el kirchnerismo en todos estos años”.