Daniel Scioli tenía dos opciones: seducir al votante con fe y esperanza, como lo haría el viejo Scioli, o con el fantasma de Macri. Optó por esta última opción.
Mauricio Macri sigue con su eje de campaña tradicional, ratificó el eje de tratar de seducir a esos cinco millones de votos de Massa y un millón que no se inclinaron por ninguna de las dos opciones en primera vuelta, creándoles la idea de un futuro mejor.
Un dato importante es la cantidad de gente que vio el debate, había mucha expectativa. Implica que hay un montón de sectores de la sociedad que están atentos a esta definición presidencial, que creyeron que viendo este debate iban a tener alguna información adicional.
Además, hubo varias situaciones en las que ambos candidatos se sintieron incómodos y muchos temas sobre los cuales ni Macri ni Scioli respondieron.